7 buenos consejos
1. Beber un volumen de agua suficiente
– Siempre es importante en la toma de un medicamento sólido (comprimido, cápsula,…) beber un volumen de agua suficiente, un vaso de agua de 200 ml por ejemplo. De este modo, se evita que de una parte el medicamento quede bloqueado, y de otra parte para facilitar su paso por el estómago y legue más rápido al intestino. Desde un punto de vista fisiológico, un volumen suficiente de agua permite el paso de la molécula (medicamento) más rápido en el intestino donde es, en mayor parte, absorbido.
Este hecho se basa en ciclos de digestión activados por los músculos lisos del estómago conque con 200 ml de agua se tiene en general un efecto más rápido. Muy útil por ejemplo por un dolor de cabeza o fiebre con la toma de un antiinflamatorio.
El agua es muy recomendable De hecho, otros líquidos como la leche por ejemplo o el zumo de pomelo lo son mucho menos ya que estas bebidas presentan proteínas y otros elementos que favorecen el riesgo de interacciones con el principio activo del medicamento.
2. Tomar los medicamentos a la misma hora
– Se aconseja tomar los medicamentos (comprimidos, pastillas,…) siempre a la misma hora del día (excepto orden contraria del médico) con el fin de tener una concentración regular del medicamento en el organismo y de respetar el ciclo cronobiológico del cuerpo, con el que se basa la farmacocinética del medicamento.
Para ciertos medicamentos se aconseja incluso tomarlos en un momento determinado del día (posología recomendada por el médico), como en el caso de la cortisona. De hecho, la cortisona (endógena) es secretada por la mañana; una toma más importante de cortisona (exógena) por la mañana se ajusta más con el ciclo natural de la cortisona endógena (que procede del mismo organismo).
Se recomienda tomar los 2/3 de la dosis de cortisona (o derivados) por la mañana y el tercio restante al principio de la tarde.
También es el caso de los antihistaminicos, que se recomienda tomarlos por la noche (para evitar el cansancio durante el día) así como la aspirina que debería, en la medida de lo posible, ser tomada por la noche para disminuir las complicaciones gastrointestinales.
3. Informarse bien sobre el cese de un tratamiento
– Se aconseja informarse bien sobre el cese de un tratamiento medicamentoso, es decir, si se puede finalizar un tratamiento de golpe (es el caso de la mayoría de los antibióticos, pero respetando los consejos del médico como terminar la caja para evitar resistencias) o si se debe finalizar progresivamente (es por ejemplo el caso de los bloqueadores beta o de la cortisona).
Cuando se prescriben antibióticos, es importante respetar los consejos del médico. Es preciso terminar la caja del medicamento, incluso si se tiene la impresión de estar curado, con el fin de evitar el desarrollo de bacterias resistentes. Más información sobre las bacterias resistentes.
4. Conocer bien la posología (antes o después de comer,…) y los riesgos del tratamiento
– Conocer bien la posología, es decir, la toma del medicamento, por ejemplo tomarlo o no en ayunas y la cantidad.
Determinados medicamentos son eficaces después de las comidas, otros en ayunas ; leer el prospecto del medicamento o pedir consejo al farmacéutico para informarse acerca de la posología.
También se recomienda conocer bien los riesgos asociados a la toma de un medicamento. Por ejemplo, en caso de embarazo consultar un especialista.
5. Tomar conciencia del riesgo de alergia y conocerlo bien
– Conocer bien los medicamentos que se toleran y los que no (alergia).
El 10% de la población es alérgica a la penicilina; hay personas alérgicas a la aspirina así como a muchos otros medicamentos. Es muy recomendable no volver a tomar un medicamento que haya presentado problemas (prurito, vómitos, diarreas,…) ya que tomar este medicamento una segunda vez podría resultar todavía más grave y peligroso. Consultar el farmacéutico o médico.
En caso de alergia a un medicamento, se sustituirá el remedio con otro igual de eficaz (por ejemplo la sustitución de la penicilina por otro antibiótico no alérgeno).
6. Cuidado con el alcohol
La mezcla alcohol y medicamento es a menudo desaconsejada ya que el efecto del medicamento puede ser modificado por el alcohol: es el caso sobre todo de los somníferos, los tranquilizantes y los antidepresivos.
A veces otro efecto peligroso del alcohol puede ser un aumento de la tasa de alcoholemia, como por ejemplo ciertos antiinflamatorios (tipo Aspirina®) que pueden hacer aumentar un cuarto la tasa de alcoholemia.
7. Conservar bien los medicamentos
Se aconseja conservar los medicamentos en un lugar fresco y seco. De hecho, algunos medicamentos son sensibles al calor y a la humedad y la eficacia no se puede garantizar. En caso de duda, consultar el farmacéutico.
Es importante respetar la fecha de caducidad de los medicamentos, especialmente con los medicamentos oftálmicos u otras preparaciones que necesitan una conservación que garanticen la esterilidad. Los líquidos no se deben conservar después de la fecha de caducidad: en tal caso, observar cualquier cambio de color o un olor particular. En general para los comprimidos, si han estado conservados en condiciones regulares, un uso algunos meses después de la fecha de caducidad no debería causar problemas. Sin embargo, hay que señalar una atención particular con las tetraciclinas (antibióticos): un riesgo de productos degradados (después de la fecha de caducidad) puede provocar graves problemas renales con este antibiótico.