Congelación
Definición
La congelación es una quemadura provocada por el frío; a nivel fisiológico, se trata del “hielo” de la piel y de sus tejidos subyacentes. Empieza con lesiones superficiales o profundas que pueden aparecer después de una larga exposición a un frío extremo. Afecta sobre todo a los alpinistas y personas expuestas a una acción directa del frío que congela la piel y los tejidos que se encuentran bajo la piel. Ello ocurre a temperaturas por debajo de 0 °C. El inmovilismo y el hecho de llevar ropa demasiado húmeda son elementos que amplifican el efecto de la congelación.
Causas
La exposición al frío constituye la principal causa de congelación. La droga o el alcohol, así como los trastornos mentales como la neurosis o la psicosis, favorecen su aparición.
Las partes afectadas por congelaciones suelen ser las manos (sobre todo los dedos), los pies (sobre todo los dedos del pie), la nariz, las orejas y el mentón, pero las lesiones pueden alcanzar otras partes expuestas del cuerpo.
La acción del frío, seguida de una ventilación húmeda, inhibe el flujo sanguíneo. Los tejidos pueden entonces sufrir una apoptosis o « muerte celular ». Esta forma de hipotermia localizada es, en ciertos casos, la consecuencia de un accidente que inmoviliza el individuo en el agua. Aparte de las condiciones climáticas hibernales, el hielo y los materiales helados también pueden provocar la congelación.
Síntomas
Hay muchos signos de congelación. Se puede sentir una sensación de entumecimiento, de dolor y de picazón antes de la pérdida de sensibilidad y la anquilosis de las zonas afectadas. Dichas partes se congelan y se vuelven pálidas y lívidas. Se forman edemas morados y un tipo de burbujas llamadas «flictenas». Este ataque de la dermis está marcado por dolores fuertes que pueden durar algunos días. En el caso de congelación aguda, se observa la presencia de necrosis negruzcas de tejidos muertos o destruidos.
Cómo diagnosticar la congelación?
La anamnesis y el estado físico y psíquico de la persona afectada sirven para establecer el diagnóstico. Se efectúa un examen corporal: la regularidad del pulso, el buen funcionamiento de la respiración, la dilatación de las pupilas, el color de la lengua, los reflejos… Se controlan todos los signos vitales.
Los diferentes grados de la congelación
La congelación se manifiesta en tres fases.
La primera fase se traduce por un enfriamiento, una lividez primero, y un oscurecimiento después, de la dermis. Se siente un dolor importante. La congelación superficial corresponde a una forma benigna o crónica que se cura fácilmente.
La segunda fase, subaguda, no presenta signos apreciables hasta después de entrar en calor. Hay que destacar la presencia de rojeces, de tumefacciones y de ampollas que revelan el ataque de las capas profundas de los tejidos. Una vez reventadas, estas ampollas exponen al paciente a un riesgo de infección.
La tercera fase constituye la forma más aguda de la congelación. La piel ennegrece y la sensación al tocar se ve reducida por formación de necrosis. Los tejidos vivos se distinguen de los tejidos muertos. Aquí la congelación es profunda. El tratamiento puede durar meses y puede llegar a pasar en algunos casos que el paciente pierde ciertas sensaciones, sobre todo al tocar. Este grado de congelación puede acabar con una extirpación o una amputación de las zonas necrosadas.
Tratamiento
Los gestos de urgencia
Una intervención en caso de congelación debe responder a gestos de primeros auxilios. Los movimientos bruscos, las manipulaciones violentas, las fricciones y la utilización de bolsa de agua caliente están absolutamente contraindicados. La víctima debe ser desplazada a un sitio más cálido. Liberar el miembro afectado de todo tipo de molestia y ponerlo en remojo en agua caliente a una temperatura media de 38 °C. Si no se dispone de termómetro, comprobar el calor del baño con el codo. Derramar en el líquido un producto antiséptico como el iodo, el Dakin o el Betadine. Repetir el baño dos veces al día durante una hora. Fomentar la toma de bebida caliente un poco azucarada. Al cabo de 3 días, se puede evaluar la gravedad de la congelación y decidir si la intervención de un médico es necesaria o no. En caso de aparición de flictenas, hay que reventarlas, aspirar el contenido y limpiarlas. Aplicar un apósito hidrocoloide en la herida y cambiarlo todos los 2 días.
Si el individuo ha entrado en calor pero que todavía siente el entumecimiento y el dolor o si las ampollas o las heridas aparecen, lo mejor es consultar un médico. En caso de parálisis, dirigirse a un profesional de la salud.
Tratamiento medicamentoso
La congelación a veces se acompaña de hipotermia. La intervención de un médico es indispensable así como hacerse cargo de inmediato. La toma de antálgicos también se prescribe según la gravedad de las lesiones. Para destruir los coágulos de sangre y evitar las complicaciones que pueden obligar a la amputación, puede ser eficaz una administración precoz (por parte del médico) de medicamento trombolítico.
Intervención quirúrgica
Existen tres tipos de intervenciones quirúrgicas: la cirugía primaria que permite eliminar las escaras; la cirugía secundaria para el injerto de piel y la amputación para las congelaciones incurables. En general, aproximadamente el 75 % de los casos son congelaciones superficiales, curables en menos de dos semanas. El 25% de las congelaciones son agudas y a veces requieren amputación.
Fitoterapia
También se puede aplicar una crema o gel a base de áloe varias veces al día y durante varios días después de una congelación. Aplicar únicamente después de haber recalentado (leer en “Tratamientos” más abajo) la congelación.
Prevención
Durante una larga exposición al frío, es importante proteger bien todas las extremidades: los dedos de las manos y los pies, los pabellones auriculares y la nariz contra la congelación. Es indispensable ponerse guantes, gorro y otros accesorios para cubrirse la cara y extremidades.
Durante la estancia en un ambiente interior con calefacción, se aconseja quitarse el abrigo y los accesorios de protección.
Buenos consejos para prevenir une congelación
- La humedad y el viento amplifican el efecto del frío. Es necesario adaptar la ropa con el clima del medio.
- Intentar desarrollar la aptitud para resistir el frío. Ponerse a cubierto en caso de fuertes inclemencias del tiempo o de olas de frío.
- Hay que estar muy atento a los primeros síntomas de sabañón. Pensar en hidratarse lo máximo posible y preferentemente con una bebida caliente. Evitar los torniquetes, no llevar nada apretado y protegerse de las variaciones de temperatura.
- Si se sufre de sabañones crónicos, evitar fumar, ya que el tabaco induce vasoconstricción (actúa directamente en la circulación sanguínea a nivel de los dedos).
- En caso de congelación, es importante hacer entrar en calor al paciente de manera progresiva (con agua hirviendo; evitar el fuego y la calefacción).
- Si la congelación alcanza los pies, es necesario el reposo y evitar caminar.